Al principio me sentía bien intimidado. La profe se ve bien relajada, sabe qué hacer, no se deja intimidar por un montón de púberos escribiendo pura pendejada.
-Como profesora me siento como un domador de leones, con silla en una mano y látigo en la otra
Los demás alumnos llevaba ya casi un tres semanas en el taller y ya sabían cómo eran las cosas más o menos. Algunos de plano no agarran la onda (me incluyo) y confundimos al lugar con otra clase, común y corriente, pero nuestra domadora nos quita esa idea al poco tiempo. Me acuerdo de lo primero que escribí, algo del aire, una mamada de verdad:
- Paso entre dos grandes rascacielos en una calmada briza de atardecer. La libertad ante mi es engañosa, ya que puedo adoptar cualquier forma y figura pero el destino controla la rapidez mis pasos. Es primavera y la tranquilidad reina en mi entidad. Todas esas tormentas, tan emocionantes, donde uno se siente de la manera más viva posible, han pasado y ya se ven tan distantes que ya solo parecen un sueño de una vida que alguien más vivio.Un sueño de mejores tiempos.
En el momento sonaba bien. Todavía tiene sus momentos.
19/2/09
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